En un sondeo rápido entre amigos y amigas pregunté cómo elegir pareja con posibilidades a futuro, llámese familia. Las respuestas fueron similares entre géneros y diametralmente opuestas entre sí.
Los hombres hablaron de comenzar una relación conociendo a la pareja, para con el tiempo, determinar si sus cualidades lo llevarían a tomar esa decisión. Incluso, admitieron que no llegaban a pensar en compromiso, si no era ella la que lo insinuaba.
Y las mujeres, por su parte, tienen una serie de factores sociales y personales que las llevan a elegir a un hombre como pareja estable, influenciadas por la edad, y claro, el ciclo biológico.
¿Cómo elegir pareja según la edad y el género?
Una imagen de la primera película de El diario de Bridget Jones es muy diciente. A ella (Renée Zellweger) le gusta su jefe, Daniel Cleaver (Hugh Grant), y a la primera señal de reciprocidad, Bridget se imagina del brazo de su amado saliendo de la iglesia en el cuadro más cliché de felicidad.
Él, entre tanto, soñaba con llevársela a la cama. La búsqueda de pareja en las mujeres podría estar mediada por ese estándar de ‘príncipe azul’ inculcado en la infancia y en ellos, por un aspecto más sencillo.
Rocío Hernández, psicóloga clínica experta en terapia sistémica, señala que socialmente los hombres no la tienen fácil, pues las mujeres suelen establecer parámetros muy altos para elegir a su pareja. Las condiciones van desde un buen salario, éxito laboral, atractivo físico, generosidad, inteligencia, humor y protección, entre muchos otros.
Ellos, por su parte, parecen desear, y se atreve a afirmarlo basada en su experiencia, compañía. “Muchas veces vemos a hombres que conviven con mujeres que a los ojos de los demás serían insoportables: reprochan, critican, exigen…y cuando se les pregunta por qué siguen con ellas, la respuesta casi siempre está orientada a la compañía que les representan, pues saben que no los dejarán cuando ellos las necesitan”, explica la experta.
Los cambios que hemos visto en la sociedad
Dice la psiquiatra Juanita Atuesta, que con el cambio en el rol social de las mujeres, ellas se han vuelto más exigentes a la hora de preguntarse: ¿Cómo elegir pareja?
Eso, sin catalogarlo como bueno o malo, significa que cuando un hombre no les satisface y no cumple con sus parámetros, abandonan la relación.
“Buscan a un hombre que ‘les de la talla’, que sea similar o superior, pero eso puede llevar a una rivalidad, a dejar los intereses de la pareja de lado para satisfacer solo las necesidades propias”.
Esto quiere decir, según la psiquiatra, que deben hacerse concesiones. “Al momento de elegir una pareja o tener un hijo ya no soy la protagonista. Pero es muy frecuente ver que los hijos quedan en segundo plano, pues los padres deben trabajar para obtener la calidad de vida que desean y quieren satisfacer la necesidad de los niños con dinero. Y vienen las crisis de la familia”.
Cómo elegir pareja, según el relevo generacional
Los 30 son los nuevos 20, se escucha decir. Muchos de los padres de la generación que hoy está en los 30, empezaron una vida laboral y familiar cuando apenas llegaban a sus 20.
Los hijos de hoy, llegan incluso a la mitad de la tercera década solteros, con más experiencias laborales, académicas y personales reflejadas en posgrados, viajes y horas en la oficina.
La edad de la maternidad por ende se ha retrasado, pues la salida al mercado laboral de las mujeres (unida a ganancias propias, nivel académico) las ha llevado a aplazar o a descartar el deseo de ser madres y esto está directamente relacionado con el nivel de ingresos de la mujer.
Según la última Encuesta Nacional de Demografía y Salud, entre las mujeres colombianas de 15 a 49 años, el 34 por ciento son solteras y el 17 por ciento, casadas. En la misma encuesta se deja ver que en la década de los 60, el promedio por hijos en cada familia era de 7. En la década de los 80 y 90 pasó a 3 y la cifra actual está entre 1 y 2 hijos.
Mayor madurez para elegir pareja
“Sí podríamos decir que los 30 son los nuevos 20, pues las parejas están esperando mayor madurez para tener una vida organizada con más conciencia, porque cuando la mujer entró al mundo laboral se dio cuenta de que podía aplazar su maternidad. Las mamás decían que perdían la venida al mundo si no se tenían hijos, y las mujeres de hoy saben que esa no es su única función”, señala Hernández.
Sin embargo, de acuerdo con el psicólogo William Díaz, hay que asumir con humildad y dignidad los resultados de las decisiones.
“Si yo no he trabajado por saber quién soy, cómo soy, cómo aclaro mi mente y mis emociones para elegir una pareja, entonces a los 30, 32, 40, no voy a tomar una decisión a la ligera simplemente porque no aproveché los otros momentos de mi vida para poder trabajar sobre eso”.
Entonces, en una edad en la que la sociedad empieza a exigirlo o siente la necesidad, se apresura a hacer una elección. “La claridad y tranquilidad es algo que se trabaja. La posibilidad de tener mayor perspectiva y actitud sobre lo que yo quiero y me conviene en la vida requiere esfuerzo. No es porque ya se tiene 35, entonces voy a elegir una pareja. La edad no es un criterio”, añade.
A pesar de eso, reconoce que los años sí pesan a la hora de elegir una pareja. Por ejemplo, muchos hombres pasan por una crisis de los 40 que los lleva a salir con mujeres más jóvenes, mientras en esa década las mujeres tienen un pensamiento completamente opuesto, pues es innegable que mientras un hombre puede ser padre a los 80, ellas tienen un ciclo definitivo que las lleva a establecer sus prioridades.
La presión de las tías
El reloj biológico es sin duda, uno de los factores que más influye sobre cuál es el momento para encontrar una pareja.
Aunque los tratamientos de fertilidad asistida les permiten ser madres hoy a una mayor edad, es bien sabido que después de los 35 años, la cantidad y calidad de óvulos disminuye, lo que significa más espera para quedar embarazada o el riesgo de una enfermedad en el bebé, así como asumir la crianza en la madurez.
Por ejemplo, dice la psiquiatra Rocío Barrios, la depresión posparto suele ser más frecuente en mujeres que llevan una vida laboral de por lo menos 10 años, acostumbradas a valerse por sí mismas, donde el centro del mundo son ellas, y con la llegada de un hijo pasan a un segundo plano para dedicarse a su cuidado.
Entre más edad, más compromiso
Esta suma de factores lleva a muchas mujeres solteras en la madurez a decir: “Mi próximo novio será el papá de mis hijos” y le endilgan al prospecto la carga de ser el “hombre correcto”, lo que genera frustración si no llega a suceder.
“Encuentro dentro de la consulta –dice el psicólogo William Díaz- más mujeres, no es la tendencia sino mi experiencia profesional, que han tenido vidas difíciles frente a sus proyectos de vida, como una vida amorosa caótica.
Entonces se dicen “debo ajuiciarme porque ya tengo tal edad”. En esos casos la decisión no es producto de un desarrollo personal, porque se siente madura emocional y espiritualmente, sino porque es el proceso que sigue, salir de casa, aunque en familia es mejor visto que salga en pareja”.
Y esa presión se traduce en frases como “la edad que tiene y no se ha casado”. Entonces, señala Diaz, empiezan a establecerse parámetros de búsqueda que no están relacionados necesariamente con el amor, como que sea trabajador o responsable.
El secreto está en ser honesto
La idea, explica, es entrar en contacto honesto y profundo con lo que realmente se quiere y no se quiere. Preguntarse qué sentido tiene juntar la vida con la de alguien y que las características que se buscan en una persona estén basadas en el autoconocimiento, que lleve a los dos a sacar y dar lo mejor de sí mismo y del otro.
Finalmente, el psicólogo asegura que más allá de las presiones, se debe crear conciencia de que elegir tiene que ser un acto responsable. No se puede establecer un proyecto de vida con una pareja para llenar vacíos, como la falta de compañía, responder a una presión social o cumplir con lo que la familia espera.
“El culmen en el desarrollo moral sería “haz con los demás lo que te gustaría que hicieran contigo”. Por eso, la elección de pareja debe estar atravesada por la responsabilidad, honestidad y dignidad.
*Tomado de la revista Diners